La evolución como factor que contribuye a la biodiversidad

Los primeros organismos que existieron, de los cuales se derivó la diversidad de especies y cuya antigüedad se calcula de 3500 millones de años, debieron tener características similares que las bacterias actuales (figura 1.1). Es probable que los precursores de esas primeras células ya dispusieran de algún tipo de molécula que al auto-replicarse transmitía a la descendencia la información de sus características; gracias a ese rudimentario material genético se formaron copias de sí mismo. Las modificaciones que se presentaron en el material genético de esas primeras poblaciones de organismos unicelulares, que se generaron especialmente por mutaciones, propiciaron un incremento gradual de sus caracteres a través del tiempo.

Figura 1.1. 
Las bacterias son organismos unicelulares procariontes, esto quiere decir que están formados por una célula carente de núcleo.


En esa variedad de caracteres operaría la selección natural; es decir, la naturaleza favorecía al grupo de individuos cuyas combinaciones de su material genético hacían que presentara alguna ventaja de adaptación al medio, por lo que logró así su sobrevivencia y con ella la capacidad de dejar mayor número de descendencia en la que transmitía los caracteres estructurales, fisiológicos y de conducta que hacía a las nuevas generaciones más eficientemente adaptadas a su ambiente (figura 1.2).
Figura 1.2

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